FILOSOFÍA BOLIVIANA
GUILLERMO FRANCOVICH: “Los
mitos profundos de Bolivia”
El escritor y
filósofo boliviano Guillermo Francovich, en una de sus obras más
significativas: “Los mitos profundos de Bolivia” presenta los temores y
sentires del pensar y reflexionar de la cotidianidad boliviana, de la cultura
boliviana. Una cultura enmarcada en un periodo histórico en el que los golpes de
estado y la inestabilidad política y social marcaban el ritmo de los
bolivianos.
Don
Guillermo Francovich, recoge en un ordenado compendio, testimonios de bolivianos que de uno y otro modo fueron
expresando, en las líneas del tiempo, la mística y savia de la cultura propia
de nuestras tierras y de una manera ordenada nos presentan las raíces propias
de nuestro identidad cultural, la realidad de decadencia que trastocó esta
identidad, y por último la presente realidad que a la manera de Heguel,
pareciera ser como una síntesis de una precedente tesis y antítesis de nuestra
historia como bolivianos.
El
modo en cómo se nos presenta esta secuencia de mística y esencia propios de
nuestra cultura, plasma un ineludible tesoro de nuestra realidad, el tesoro de
nuestra cultura que nunca dejará de ser las raíces de nuestro presente y la
savia para nuestro futuro.
- EL MITO PRIMORDIAL

Dentro de la mitología del Kollasoyo existen algunas
características propias en relación a la piedra: el abstraccionismo, el
predominio de las formas geométricas lineales y la ausencia del círculo. Esta
cultura de la piedra dio sentido a la vida de los pobladores del kollasuyo, se
hizo presente en si organización social y política, una preeminencia de la
estabilidad y solidez de las cosas que le rodean.
Ellos creían que sus antepasados habían salido de los
flancos de los montes por el castigo, muchos de ellos había sido convertidos en
piedras por esta misma razón todas las cosas tienen alma y vida.
En el año 1590 Martín Marrua afirma haber visto las
estatuas de piedra en que se habían transformado la ‘ñusta’ Chuquillantu y el
pastor Acaytropa, por haberse amado sacrílegamente.
Los incas nacieron en el flanco de un monte situado a seis
leguas de Cuzco indios, moros, tiempos
sin generación (nacidos de las piedras). Los incas eran cuatro hombres y cuatro
mujeres que se consideraban hermanos, el mayor llamado Manco Cápac, convirtió
en piedras a sus hermanos más pobres y al tercero le envió a una cueva en cuya
entrada colocó una piedra sentándose encima de ella Maco Kápac murió a los 140
años, convirtiéndose en una piedra que luego fue objeto de adoración para el
pueblo.
La cultura ‘Uru’, una de las más antiguas, consideran
dioses y piedras principales con cabezas de pumas y de cóndores junto al lago
Poopó en el altiplano boliviano. Estos Urus, venidos del este de Asia a través
de América del Norte sustituidos por los inmigrantes de China hace 800 mil años
antes de Cristo.
La mitología de la piedra de los Kollas tuvo como su
símbolo supremo a Viracocha, a quien los primeros incas veneraban como una
lealtad primordial, actualmente se maneja dos versiones acerca de Viracocha, el
primero según el catolicismo Cristo indio perseguido y solitario, y el segundo dios
salido de la piedra, por eso acabó convirtiéndose en piedra.
Según Juan Bentanzos, decía que venía de la oscuridad y de
los nevados andinos, cuando vuelve de los andes se dirige a la actual puerta
del sol e hizo el sol, la luna, las estrellas y los colocó en el cielo para que
alumbrara la noche.
Viracocha decepcionado de los hombres de su entorno,
convirtió en piedras, mandó a los ríos, cerros, cuevas y luego se ubicaron,
Viracocha dejó en Tiahuanaco caminando con dirección al Cuzco a 18 leguas
aparecieron unos hombres en el lugar llamado Kacha que querían asesinar a
Viracocha, los hombres Huaca esculpidos de piedras que tenían 5 varas de alto y
1 de ancho, luego Viracocha volvió por el lago caminando sobre las aguas y se
desapareció para siempre.
Tiahuanaco era ya un misterio cuando los incas llegaron al
Kollasuyo, había sido edificado en una sola noche por los gigantes desconocidos
que luego desaparecieron, las piedras fueron trasladadas por el aire por personajes
‘alados’ y los extraños capatetes que traían los monolitos eran los que usaban
esos prehistóricos astronautas.
Otra de las culturas más importantes que existía, son los
Huaris situados en Montaro del Perú, extendiéndose hasta Ecuador.
- EL EMBRUJO DEL ORO
Cuentan que cierta vez había un hombre, que buscaba conocer
algo más de cerca el metal por el cual tanta gente daba su vida se dio a la
tarea de ir en busca de este preciado metal, de modo que ayudado por un “yatiri”
fue conducido a conocer la mina que él había encontrado muchos años atrás.
Partieron del campamento con acompañados de un indio, pero ya en el camino el forastero
desmayó con sorojchi, mientras los otros dos siguieron, luego de un entretiempo
el indio regresaba trayendo consigo un pedazo del metal dorado, de repente se
desencadenó una tempestad de nieve de fuertes magnitudes, tanto así que nunca
más se volvió a saber de aquellos tres expedicionarios que retaron a la tierra.
Los mineros lo llaman el metal del diablo.
Por otro lado, cuentan que había una vez dos jinetes montados
en caballos que se hallaban en el camino que une Potosí y Chayapata – Oruro, en
el camino se encontraban dos viajeros uno buscaba el tesoro con una chuspa que en su interior tenía una
especie de brújula que le orientaba el camino, y el otro le perseguía al
primero, le mató, mientras la tempestad le favorecía al perseguidor quien se
quedó con la chuspa del anterior y continuó el viaje hacia el cerro de Potosí,
los indios lo llaman velocidad cósmica invisible. Esta cosmovisión andina es
una forma de explicar la realidad de los andes, que se hace presente en la vida
de cada habitante, en sus ambiciones, en sus deseos.
- EL METAL DEL DIABLO
El metal del diablo estaba relacionado con la Pachamama ¿Por qué los
mineros viven en la miseria?, no será ¿que el que busca el alimento con arado y
azadón es el que vive feliz? Y que los mineros ¿eran castigados por los dioses
de la mina?
Augusto Céspedes, narra en su novela “Metal del Diablo” la
experiencia de que en la misma medida en que se pudo haber construido un puente
de plata pura desde América hasta Europa con toda la explotación hecha al cerro
rico de Potosí, también se podía pensar en otro puente de vuelta desde Europa
hasta América con todo los huesos de quienes fueron obligados a sacrificar sus
vidas por la codicia colonial.
No obstante cuando ya la colonia había dado la vuelta a la
página de la historia boliviana, aún se siguieron sacrificando muchas vidas en
nombre del progreso y del desarrollo del país. Vidas entregadas al ilusorio
sueño de un mundo mejor con más mineral, con más dinero, no en vano es un metal considerado del
diablo.
La
filosofía boliviana ha sido y es parte de nuestra realidad compleja. Más allá
de la cotidianidad, la cultura e historia hacen parte de nuestro pensar.
Reflexionar al respecto es hacerse parte de nuestra filosofía.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
- Guillermo Francovich Del libro "Los Mitos Profundos de Bolivia", 1980. Editorial Los Amigos del Libro, La Paz-Bolivia.